Las propiedades de la alejandrita

En 1842, el mineralogista finlandés Nils Gustaf Nordenskiöld descubrió la alexandrita, una piedra preciosa que recibió su nombre en honor al zar Alejandro II. Hallada en los montes Urales de Rusia, esta gema se convirtió en un símbolo destacado de la Rusia zarista, debido a sus colores fascinantes y su vínculo con la dinastía imperial.

La alexandrita es una variedad rara de crisoberilo, conocida por su capacidad única de cambiar de color según la iluminación. Este fenómeno, llamado “efecto de cambio de color”, se debe a la presencia de trazas de cromo en el mineral. A la luz natural, la alexandrita muestra un tono azul verdoso intenso, mientras que con luz incandescente adquiere un rojo violáceo profundo. Este cambio de color espectacular se describe a menudo como “esmeralda de día, rubí de noche”.

La alexandrita tiene una dureza de 8,5 en la escala de Mohs, lo que la convierte en una piedra preciosa duradera y especialmente adecuada para la joyería. Es muy rara, y su precio suele compararse con el de los diamantes, especialmente en ejemplares con colores vivos y un cambio de tonalidad marcado. Más allá de su rareza, es su capacidad para captar y reflejar distintos aspectos de la luz lo que convierte a esta gema en un tesoro muy apreciado entre coleccionistas y aficionados a las piedras preciosas.

Historia, leyendas y creencias sobre alejandrita

El origen de esta gema se remonta a 1830, cuando mineros de la fuente de esmeraldas de Tokovaya quedaron sorprendidos al observar que esta piedra verde, semejante a la codiciada esmeralda, cambiaba al rojo con la luz de su fogata para recuperar su tono verde a la luz del día. Fue presentada oficialmente en 1842, lo que le confiere una historia relativamente reciente y breve.

La asociación entre la alexandrita y la Rusia imperial está profundamente arraigada en la historia. Sus colores verde y rojo, los mismos que los uniformes militares rusos, la convirtieron en una piedra nacional simbólica, siendo rápidamente adoptada por la familia imperial y la aristocracia. Esta rara gema solía engastarse en joyas exclusivas destinadas a los zares y nobles.

Actualmente, los yacimientos originales en Rusia están casi agotados, lo que hace que la alexandrita sea aún más valiosa. Se han descubierto nuevos depósitos en Brasil, India, Sri Lanka y Madagascar, pero los ejemplares rusos siguen siendo considerados de la más alta calidad, con colores intensos y un efecto de cambio de color muy marcado.

Yacimientos: Rusia (mejor calidad), Brasil, India, Sri Lanka, Tanzania, Myanmar, Madagascar y Zimbabue.

Las virtudes y beneficios de la alejandrita

A lo largo de la larga historia de la humanidad, la alexandrita, al igual que muchas otras piedras, ha sido percibida a través de diversas tradiciones que le atribuyeron propiedades, virtudes y usos simbólicos. La información presentada aquí se ofrece desde una perspectiva cultural e histórica, con el objetivo de mostrar cómo distintas civilizaciones pudieron comprender o valorar esta gema a lo largo de los siglos. Como en los textos anteriores, se trata de un enfoque documental que no constituye una recomendación terapéutica o médica, ni refleja creencias personales.

• En litoterapia, la alexandrita suele mencionarse por sus cualidades consideradas regeneradoras, tanto a nivel físico como espiritual. A veces se la llama «piedra de la regeneración» y, en ciertas tradiciones, se asocia con un apoyo general al cuerpo y a la energía vital.
• En varios relatos, la alexandrita se menciona como un acompañante durante la recuperación después de intervenciones quirúrgicas o enfermedades prolongadas, ayudando a restaurar la energía vital y favoreciendo la regeneración de los tejidos, contribuyendo así a una recuperación más armoniosa.
• También se la cita por su influencia en la salud circulatoria, con vínculos simbólicos o tradicionales con la purificación de la sangre y el fortalecimiento de las defensas naturales. Algunas fuentes destacan su interés particular en el apoyo al bazo y al páncreas.
• Más allá de sus virtudes corporales, la alexandrita es reconocida por su carácter simbólico relacionado con la renovación y el cambio. Su capacidad para modificar el color según la luz ha inspirado asociaciones con el renacimiento, la adaptabilidad y la transformación espiritual, otorgando a esta piedra una dimensión cultural y simbólica rica y matizada.

 

 

 

Ejemplos de joyas con alejandrita