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Collar Princesa del Altái
Princesa del Altái, collar ciervo de las estepas en plata
Princesa del Altái, collar ciervo de las estepas en plata
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Princesa del Altái, collar ciervo de las estepas en plata

Este collar, llamado "Princesa del Altái", se inspira en el tatuaje que adornaba a una momia del siglo V, descubierta en 1993 en las montañas del Altái, en Rusia. A lo largo del tiempo, la Princesa del Altái recibió varios nombres: "Dama de hielo siberiana", "Princesa de Ukok" u "Ukok", "Devochka" (que significa "Niña" en ruso) y "Ochy-bala", la heroína legendaria de la epopeya altaica.

Esta noble figura pertenecía a una de las tribus nómadas de las vastas estepas eurasiáticas, los Pazyryk, cuya historia se extiende principalmente del siglo VI al II a.C. Los Pazyryk son célebres por sus habilidades artesanales, sus elaborados rituales funerarios y sus tatuajes complejos, reflejo de una rica cultura visual y simbólica. Los hallazgos arqueológicos, como la tumba de la Princesa del Altái, ofrecen una valiosa visión de su modo de vida, sus creencias y sus prácticas artísticas.

Fue encontrada en un kurgán, tumba de túmulo de la cultura Pazyryk. La cámara funeraria subterránea, congelada, conservó perfectamente el cuerpo momificado de la princesa. Reposaba en un ataúd de madera decorado con apliques de cuero representando ciervos y estaba rodeada por seis caballos sacrificados para acompañarla en el más allá. Entre los objetos hallados se encontraban sus vestimentas, una alta peluca, un estuche de maquillaje y diversos artefactos de madera, bronce, oro y semillas de cilantro.

Los análisis del cuerpo revelaron el alto aprecio que se le tenía, ya que fue enterrada al menos tres meses después de su muerte. Durante ese tiempo, parece que fue exhibida, sentada y trasladada, permitiéndole seguir participando en la vida de su comunidad incluso después de fallecer. Los cuidados de embalsamamiento fueron de gran calidad, reservados a personas de estatus especial, confirmando su posición elevada dentro de la sociedad Pazyryk.

Sin embargo, algunos arqueólogos cuestionan la identificación de esta figura como princesa, sugiriendo que podría tratarse de alguien de clase media dentro de la sociedad Pazyryk, ya que la tumba y sus tesoros no son excepcionalmente ricos en comparación con otros enterramientos de altos dignatarios. El aislamiento de su tumba podría indicar que desempeñaba un papel ligado a votos de celibato, como sacerdotisa, sanadora o chamana. Los análisis revelan que inhalaba periódicamente humos de cobre y mercurio, probablemente relacionados con ciertos ritos espirituales o medicinales, sustancias utilizadas por sus propiedades purificadoras y curativas, lo que sugiere que esta mujer tenía un papel importante en las prácticas chamánicas o religiosas de su comunidad.

Esta perspectiva se refuerza con el hecho de que los Pazyryk otorgaban gran importancia a las figuras chamánicas, mediadoras entre el mundo de los vivos y el de los espíritus. Sacerdotes y chamanes eran figuras respetadas, aunque su estatus social podía diferir del de los jefes políticos o guerreros. El mobiliario funerario hallado, aunque menos opulento, podría reflejar su función ritual y su relevancia espiritual más que su riqueza material.

Uno de los elementos más notables de este descubrimiento es la conservación de sus tatuajes tribales, uno de los cuales sirvió como modelo para este collar en plata. El más impresionante se encuentra en su hombro izquierdo y representa un ciervo o, según otras interpretaciones, un animal mitológico que mezcla grifo y Capricornio. Este tatuaje es complejo y difícil de precisar.

El ciervo parece portar dos tipos de astas: unas grandes con ramificaciones típicas de ciervos, terminadas en esferas que recuerdan cascabeles o flores, y otras con una larga curva formada por semicírculos que se extienden hacia atrás. Estos motivos de ciervo son comunes en las culturas nómadas de las grandes estepas asiáticas, aunque no existe una interpretación universalmente aceptada. Otro detalle intrigante es la posición del cuerpo del animal, con las patas traseras hacia arriba y la cola hacia abajo, característica frecuente del estilo Sayan-Altái, donde los animales parecen flotar en el aire.

El ciervo se percibe a menudo como un guía hacia el más allá. Representado frecuentemente en ataúdes, su función era probablemente transportar a los muertos hacia el cielo y protegerlos. En un contexto chamánico, el ciervo sirve de vínculo entre los espíritus del cielo y la tierra, mediando la comunicación entre los mundos espiritual y material.

La excavación de la tumba de la princesa y el traslado de su cuerpo al laboratorio afectaron profundamente al pueblo del Altái. Para ellos, la princesa es mucho más que una figura histórica; es la guardiana mítica y protectora de la región. Algunos incluso la consideran la madre originaria del pueblo del Altái, una ancestro venerada central en la identidad cultural y espiritual de la región. Otros creen que es la guardiana de las puertas del inframundo, evitando el regreso del mal y protegiendo su mundo de fuerzas negativas.

Debido a estas creencias, el traslado de su cuerpo generó gran indignación y demanda de su retorno a su lugar de descanso eterno. En 2012, bajo la presión de los habitantes y en reconocimiento a estos sentimientos culturales y espirituales, el cuerpo de la princesa fue devuelto a su región de origen. Sin embargo, en lugar de ser reinhumada en su tumba, fue colocada en un museo local, decisión tomada para permitir que más personas pudieran verla y aprender sobre la rica historia de los Pazyryk, respetando parcialmente los deseos del pueblo altaico.

Este regreso, aunque no satisfizo completamente el deseo de reinhumarla en su tumba original, fue un gesto significativo de respeto hacia las creencias y tradiciones locales. Simboliza el reconocimiento de la importancia de los vínculos entre el patrimonio arqueológico y la identidad cultural, subrayando la necesidad de considerar los valores y sentimientos de las comunidades locales en la gestión de los hallazgos arqueológicos.

 

Descubre más sobre la princesa de Altái

 

Metal: plata de ley (925).

Dimensiones: 2.5 cm.

Longitud del collar: 90 cm.

Plazo de producción: 5 días hábiles antes del envío de su pedido.

 

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Espero que esta joya te guste tanto como a mí me gustó crearla.

Por Emmanuelle Guyon.

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