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Collar Nahui Ollin
Nahui Ollin, collar equinoccio y solsticio azteca en plata
Nahui Ollin, collar equinoccio y solsticio azteca en plata
Nahui Ollin, collar equinoccio y solsticio azteca en plata
Nahui Ollin, collar equinoccio y solsticio azteca en plata
Nahui Ollin, collar equinoccio y solsticio azteca en plata
Nahui Ollin, collar equinoccio y solsticio azteca en plata
Nahui Ollin, collar equinoccio y solsticio azteca en plata

Nahui Ollin, collar equinoccio y solsticio azteca en plata

El motivo de este dije tiene una importancia primordial dentro de la rica iconografía de la civilización azteca del México prehispánico. Se erige como un testimonio visual de la profundidad de la cosmovisión azteca, una visión del mundo compleja e interconectada que guió las creencias, los rituales y las interacciones sociales de este pueblo mesoamericano durante siglos. Aunque nuestra comprensión contemporánea pueda ser incompleta, este símbolo encarna los fundamentos mismos de cómo los aztecas percibían su lugar en el universo, así como sus relaciones con las fuerzas naturales y sobrenaturales que los rodeaban.

Este motivo, conocido como Nahui Ollin o "cuatro movimientos", representa un pilar fundamental de la cosmología azteca. En el corazón de este concepto reside el término "Ollin", que trasciende la simple noción de movimiento para abarcar una dinámica cósmica y cíclica de gran profundidad. "Ollin" evoca mucho más que simples desplazamientos físicos; simboliza el flujo perpetuo del universo, donde los ciclos naturales se suceden sin cesar, creando un tejido de vida y transformación. Esta visión cíclica encuentra su expresión más impactante en la simbología del terremoto, donde la tierra misma parece expresar su propio movimiento, recordando a los aztecas la fragilidad y el poder inherente a su existencia. Así, Nahui Ollin se convierte en el símbolo vivo del orden cósmico, insuflando un sentido de continuidad y trascendencia a la visión del mundo azteca.

Hemos seleccionado cuidadosamente la representación de este motivo prehispánico, extraída de las páginas del Códice Borbónico, un valioso manuscrito que data del final del siglo XV después de Cristo. Considerados como "libros" sagrados por esta antigua cultura mexicana, los códices como el Borbónico eran portales hacia el mundo sagrado de los dioses y los mitos, ofreciendo enseñanzas sobre la naturaleza del universo y el papel del ser humano dentro de él.

Este Nahui Ollin presenta una composición visual compleja, donde cada elemento encarna un significado profundo en el contexto de la cosmología azteca. En el centro de este símbolo enigmático se encuentra un ojo o ixtli, que parece trascender las fronteras del espacio y del tiempo, ofreciendo una mirada a los misterios del universo. En su parte superior, un triángulo evoca un rayo de sol, fuente de vida y luz en la cosmología azteca. En la parte inferior, el símbolo de la piedra preciosa chalchihuitl añade una dimensión de valor y sacralidad, simbolizando la conexión entre el hombre y la tierra, entre lo espiritual y lo material.

Las ramas de la X representan los cuatro soles o edades cósmicas precedentes a la nuestra. Cada una de estas edades se caracterizó por ciclos de creación y destrucción, cataclismos naturales que barrieron el mundo antiguo para dar paso a un renacimiento. En el centro de esta rueda cósmica, el ojo, el quinto sol, simboliza nuestra época actual. Es en este flujo incesante donde nacen nuevas posibilidades, nuevas formas de vida, cada vez que el mundo antiguo es consumido por las llamas del cambio.

Además, interpretaciones adicionales enriquecen el significado de este símbolo ancestral, ofreciendo perspectivas complementarias que iluminan aún más su profundidad. Una lectura alternativa sugiere que Nahui Ollin podría encarnar la carrera del sol, Tonatiuh, a través del cielo, dividida en cuatro movimientos distintos: dos para los solsticios, donde el sol parece alcanzar su punto más alto o más bajo en el cielo, y dos para los equinoccios, donde el día y la noche se equilibran armoniosamente. Esta interpretación subraya la centralidad del sol en la cosmología azteca y destaca su papel crucial en el mantenimiento del orden cósmico.

De igual manera, otra explicación evoca las cuatro direcciones de los puntos cardinales. Cada rama representa una orientación específica – norte, sur, este y oeste – y refleja la visión azteca de un universo ordenado y armonioso, donde cada dirección tiene significado y valor simbólico. Esta lectura refuerza la idea de que Nahui Ollin es mucho más que un simple símbolo cosmológico; también es una representación gráfica de los principios organizadores fundamentales que estructuran el universo en la mente azteca.

En el corazón de este concepto reside una filosofía fundamental para los aztecas: el movimiento es el agente primordial que otorga orden al caos, que orquesta los ciclos incesantes de la vida y la creación. Para estos antiguos pensadores, el movimiento no es simplemente una fuerza física, sino una manifestación divina de la armonía cósmica, una fuerza organizadora que guía los destinos y regula las interacciones entre los seres y los elementos del universo.

Esta visión dinámica del mundo subraya la idea de que incluso en los momentos de aparente desorganización o turbulencia, existe un orden subyacente, una estructura invisible que guía el curso de los acontecimientos. El movimiento, en todas sus formas y manifestaciones, se percibe así como un elemento esencial de este orden cósmico, una fuerza que da forma y moldea los ciclos de la vida, desde los latidos del corazón hasta los movimientos de las estrellas en el firmamento.

Así, para los aztecas, reconocer y comprender el papel del movimiento era una invitación a alinearse con los ritmos naturales del universo, a participar activamente en la danza eterna de la creación y la destrucción. Al abrazar esta filosofía, los aztecas buscaban encontrar su lugar dentro del gran orden cósmico, vivir en armonía con las fuerzas que los rodeaban y hallar un sentido profundo en los ciclos infinitos de la vida y la muerte.

Puedes encontrar otra representación de Ollin en el siguiente enlace:

 

Collar Ollin

 

Metal: plata de ley (925).

Dimensiones: 3 x 4.3 cm.

Longitud del collar: 90 cm.

Tiempo de fabricación: 5 días hábiles antes del envío de su pedido.

 

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Espero que esta joya te guste tanto como a mí me gustó crearla.

Por Emmanuelle Guyon.

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